domingo, 22 de enero de 2012

Fotografía familiar, memoria y patrimonio




© Vilma Santillán (texto)
Fotografía: álbum familiar de la autora

Según el diccionario, legado es “un regalo hecho en testamento” y legatario es “quien lo recibe”; por lo tanto, desde el momento en que se recibe un legado éste pasa a formar parte del patrimonio del legatario.

El patrimonio de un individuo no sólo está compuesto por cosas materiales, tangibles, sino también por intangibles. Dentro de estas dos categorías se puede encuadrar un legado fotográfico familiar según el nivel de lectura o de análisis que se haga: uno científico, académico, en relación con los procesos, las técnicas y los materiales usados para la obtención de la imagen fotográfica; y otro emocional, en relación con la atmósfera que las fotografías evocan y los momentos, personas y lugares rescatados del olvido.

Se podría incluso añadir un tercer nivel de análisis a los dos anteriores: antropológico o sociocultural, a partir de la documentación de los modos y las costumbres que quedan registrados en la imagen fotográfica, constituyendo ésta así un sistema de referencias a una época y a un tiempo determinados.

Un legado fotográfico familiar permite reconstruir tanto la historia familiar como la no-historia familiar, es decir, por qué faltan imágenes de ciertos familiares; por qué algunos de ellos han sido recortados, arrancados de la imagen; qué recuerdos se han querido preservar y cuáles otros olvidar… También, el álbum de familia sirve para establecer las figuras de referencia que simbolizan el ascenso social, la voluntad política, el poder económico, social y cultural de cada familia individualmente, configurando una memoria familiar individual que pasa a formar parte de la memoria colectiva de un grupo humano determinado (pueblo, país, nación).

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